La segunda espantá del PP local

La noticia municipal de la semana es la maniobra política realizada por el PP local para obtener un protagonismo político que los ciudadanos le negamos con nuestros votos hace justamente un año.

En equipo de gobierno cuatripartito, consecuencia de la decisión de la mayoría de los ciudadanos de abrir la gestión municipal a varias fuerzas políticas en lugar de concentrar el gobierno en dos partidos, presentaba el día 25 Mayo al Pleno Ordinario del Ayuntamiento de Rincón de la Victoria un apretado Orden del Día que, aunque se iniciaba con tres temas urbanísticos, su cuerpo central estaba formado por un importante instrumento y varias mociones que van definiendo un modelo de gestión municipal muy diferente de las políticas del PP: un Reglamento de Participación Ciudadana consensuado, y varias mociones de opción por el bienestar de la mayoría de la población, desde embargos y protección de menores, hasta oposición al TTIP y a la ley mordaza.
El PP aprobó sin poner pegas las modificaciones urbanísticas y luego puso en marcha su estrategia de “bronca para impedir avanzar”… algo así como la táctica del filibusterismo que se emplea en el Congreso de Estados Unidos para impedir una votación, pero en versión cómoda. Simplemente, se trata de desencadenar una dinámica de “y tu más” pinchando al oponente político en temas sin relación con el debate, principalmente sobre preferencias emocionales y opiniones personales de quienes habían intervenido en nombre del gobierno municipal.
La alcaldesa entró al trapo y sostuvo con el portavoz del PP una discusión de patio de colegio por ver quién decía la última palabra (o emitía el último resoplido…) y a la Concejal de Ahora Rincón le faltaron tablas para cortar la retahíla de ataques tan poco relacionados con la ley mordaza como las actuaciones del alcalde de Cádiz. Bastaba con una simple referencia a que allí se estaba debatiendo una propuesta de Ahora Rincón orientada al bienestar de los vecinos de Rincón de la Victoria, y no una valoración de otros políticos y partidos sin representación en este Consistorio.
Cuando, jugando en el terreno del PP, Sonia Jiménez los definió como “presunta organización criminal” se completó el cierre de la trampa: ¡Ya podían pasar a la fase de víctimas! Y así, el PP de Rincón de la Victoria boicoteó el Pleno municipal abandonando su responsabilidad de representación política, sin tener que exponer argumentos ni quedar en evidencia por su conformidad con una ley que como dice el ex fiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, lejos de ser una Ley de Seguridad ciudadana "es una ley de orden público de carácter franquista que ataca los derechos de la ciudadanía", y vacía de contenidos la libertad de expresión al convertir en delito la protesta, la denuncia y la disidencia pacífica.
En el presente mandato, iniciado hace poco menos de un año, el Partido Popular ha abandonado dos veces el Salón de Plenos antes de su conclusión. Al renunciar a ejercer el derecho y obligación democrática de defender con argumentos los planteamientos políticos de su proyecto municipal, ha faltado a su compromiso de representar a una importante porción de ciudadanos. La negativa a asumir el planteamiento democrático de aceptar la decisión de la mayoría hasta el punto de que les resulte insoportable perder una votación, plantea dudas sobre el compromiso del PP de Rincón de la Victoria de gobernar para todos los vecinos, votaran a quien votaran, y explica la razón profunda de por qué en su etapa de gobierno en mayoría gobernaron de espaldas a los vecinos, que llegaron a constituir una plataforma de oposición a un “proyecto estrella” que no respondía a ninguna demanda vecinal, porque las “vías de participación ciudadana” de las que presumió Francisco Salado nunca fueron puestas en marcha.
Solo cabe desear que en el cercano Pleno Extraordinario sobre el estado del municipio los partidos de oposición cumplan con el encargo que tienen de mejorar las propuestas del equipo de gobierno; y que los partidos que ejercen el gobierno municipal se concentren en la línea política de eficiencia y transparencia en la gestión, sin dejarse arrastrar a dinámicas estériles o incluso destructivas de la convivencia.